Desde 2009, una pareja de
argentinos, el ilusionista Dino y su esposa Aldana, decidieron cambiar su estilo
de vida y dedicarse a lo que aman: viajar, conocer, compartir, escribir,
fotografiar y llevar magia a todos los rincones del mundo. Antes de poder salir,
quisieron vender su coche, alquilar su casa, y cerrar las cuentas del banco,
pues la premisa era clara: un viaje sin fecha de retorno. Cuando les contaron
la idea a sus familiares y amigos, algunos les trataron de “héroes”, pero otros
les trataron de “locos”.
Si bien sus ahorros les iban a permitir comenzar su aventura, Dino y Aldana debían buscar la forma de financiar el viaje. Y así cuando lo necesitan, cambian noches de hotel por shows de magia, y realizan algunos shows privados. Viajan a dedo y en transportes públicos, y llevan dos proyectos por el mundo: uno educativo y otro mágico. Recorren escuelas, orfanatos, hospitales, y cualquier otro lugar del mundo donde les inviten para llevar lo que ellos mismos llaman su “fábrica de la felicidad”. Lo que hacen, lo hacen sin pedir nada a cambio, y según dice Dino, “No nos creen que sea gratis. Si lo hacemos es simplemente porque tenemos ganas de hacerlo, y porque estamos convencidos de que la magia alegra los corazones de la gente."
Tras varios meses de gratificantes experiencias, Dino y Aldana han decidido seguir con su idea pero de una manera más organizada. Se han instalado en Buenos Aires, y desde allí hacen salidas a diferentes lugares, de uno ó dos meses de duración. Ellos, entendieron que llevar la magia por su camino era una actividad que además de llenarles de satisfacción, les sirve para difundir el bien, y las buenas ideas. En palabras de Dino, “Nuestra idea es llevar la magia a la mayor cantidad de rincones posibles para que todo el mundo pueda soñar que lo imposible es posible, como la magia misma.”
Si bien sus ahorros les iban a permitir comenzar su aventura, Dino y Aldana debían buscar la forma de financiar el viaje. Y así cuando lo necesitan, cambian noches de hotel por shows de magia, y realizan algunos shows privados. Viajan a dedo y en transportes públicos, y llevan dos proyectos por el mundo: uno educativo y otro mágico. Recorren escuelas, orfanatos, hospitales, y cualquier otro lugar del mundo donde les inviten para llevar lo que ellos mismos llaman su “fábrica de la felicidad”. Lo que hacen, lo hacen sin pedir nada a cambio, y según dice Dino, “No nos creen que sea gratis. Si lo hacemos es simplemente porque tenemos ganas de hacerlo, y porque estamos convencidos de que la magia alegra los corazones de la gente."
Tras varios meses de gratificantes experiencias, Dino y Aldana han decidido seguir con su idea pero de una manera más organizada. Se han instalado en Buenos Aires, y desde allí hacen salidas a diferentes lugares, de uno ó dos meses de duración. Ellos, entendieron que llevar la magia por su camino era una actividad que además de llenarles de satisfacción, les sirve para difundir el bien, y las buenas ideas. En palabras de Dino, “Nuestra idea es llevar la magia a la mayor cantidad de rincones posibles para que todo el mundo pueda soñar que lo imposible es posible, como la magia misma.”
Si queréis saber más de ellos y su
proyecto podéis visitar su sitio web: Magia en el camino